A modo de contexto, primero recordar el concepto de Mindfulness, a través de una muy simple definición, en palabras de su gestor: “La conciencia plena consiste en prestar atención de forma particular, con intención, al momento presente y sin juzgar” (Jon KabatZinn, 1994 en Larraitz Urrestilla S/F).
A la vez que: “Es importante destacar que el concepto de mindfulness no se puede separar del todo de cualidades relacionadas como la ecuanimidad, la sabiduría, la compasión o la concentración, entre otras (…)” (Tejedor Vinent, S/F).
Ahora, me gustaría desarrollar la idea de la amplitud que reconozco en el concepto de mindfulness, ya que por ejemplo, su práctica no se reduciría solo a un tipo de meditación particular, sino que nos encontraríamos tanto con prácticas formales como informales: “prácticas formales que implican una disciplina (p.e.: meditación sentado o en movimiento) y prácticas informales, que se pueden realizar en la vida cotidiana (p.e.: mindfulness al comer, ducharse, conducir)” (Dimidjian & Linehan, 2003 en Tejedor Vinent, S/F) con sus consiguientes aplicaciones y beneficios, en diversos ámbitos, ya sea para la reducción del estrés en general, en tratamientos de salud mental, para el rendimiento deportivo, en pos del autoconocimiento y espiritualidad, en tu desempeño laboral, relaciones interpersonales, solo por mencionar algunos.
Específicamente, en cuanto al ámbito de la salud mental y de tratamientos abocados a ello, he podido darme cuenta, reflexionando en torno al desarrollo de mi labor (psicólogo clínico), que en la práctica, el concepto de ecuanimidad resulta fundamental, a la vez que muy difícil de implementar, lo que me ha presentado un desafío a la vez que me ha otorgado grandes beneficios.
Hablo de la dificultad, desde la experiencia, en cuanto a que encontrar el límite o el balance más bien, entre ser capaz de observar y devolver con distancia lo que se te está compartiendo, a la vez que empatizar con aquello, pero sin llegar a involucrarse personalmente, resulta muy desafiante como ya mencionaba y en ese sentido, por ponerlo más claro, en ocasiones creo que he caído en el exceso de sobre-involucrarme con el dolor y dicha ajenos, mientras que en otros, se me ha interpelado por ser percibido como frío o desinteresado, al intentar poner en práctica dicho límite o balance, quizás con mucha distancia. Sin embargo y como sostengo al principio, pese a la dificultad que esto me ha significado, me interesa reforzar la idea, de que conocer este concepto (ecuanimidad), me ha resultado sumamente útil como guía, a la hora de revisar y evaluar el quehacer y desempeño profesional que deseo implementar y que iría más en la línea de mi ética profesional…
Richard Oyarzún, Monitor Mindfulness y bienestar.